jueves, 21 de julio de 2011

ella.

Ella, se pinta los labios siempre de color rojo para que nunca se borren sus besos.
El resto de carmín que deja en otras pieles, es un tatuaje de los que se van con un par de lavados. Te besa, y comienza a andar. Pies pequeños pero firmes, de los que siempre dejan huella aunque no haya barro.
Sus uñas, bañadas en color decoran el final de sus pequeños dedos enfundados en unas sandalias de cuero, bastante “destrozadas” de andar por las aceras del mundo, del que a veces este, se le queda pequeño.
También recuerdo su flequillo recortado a su manera, y aquellos vaqueros desgastados, pero muy suyos.
Y esas manos, de las que nunca se caen los anillos. Conocedoras de otras manos de las que no pierde ocasión de agarrar.
Y una risa contagiosa que expela de su sonrisa y es incapaz de contener.
Y así, con sus labios rojos, sus pequeños pies, su pelo (que decora esa cabeza loca, porque no podía ser de otra manera), sus descosidos pantalones, y sus manos suaves que todo lo tocan (a veces temblorosas y otras indomables). Sigue su camino, sonriente, por el mundo…El que solo se detiene y se le queda mirando, porque es preciosa, es asombrosa. Así como es^^

sábado, 25 de junio de 2011

Comparaciones ¬¬

Los yogures de fresa no están tan buenos como tú,
ni las mandarinas tienen tu sonrisa,
ni los magnum doble de caramelo que ya no existen
se echan tanto de menos
como a ti en un solo día.
Es decir: que las bailarinas de la marihuana te envidian
y las hipnosis de las serpientes
toman tu andar de caderas como punto de referencia,
y un chocolate por la mañana
o la tostada de tomate y aceite
no tienen nada que hacer contra uno solo de tus besos.
Sí, todos los deseos te odian
por acaparadora.
Todas las estrellas fugaces andan hartas de escuchar
cada noche tu nombre de buenos días.
Eres famosa
entre las velas de cumpleaños
y los dientes de león
y las pestañas perdidas en las dunas de cualquier mejilla.
Estás en la boca de los sueños de tantos
que todavía, cuando no miras, celebro un gol a la vida
por haberme tocado, tú, que podías elegir destino
y escogiste precisamente el mío.
Vaya potra, dicen mis amigos.
El resto
solo se caga en mi puta madre
o en la tuya, por no poder ponerle carne
sudor
y besos

a sus fantasías..

martes, 21 de junio de 2011

no hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por eso de que sus caderas...

ya sé de sobra que tiene esa sonrisa
y esas maneras
y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.

pero además la he visto seria ser ella misma
y en serio que eso no se puede escribir en un poema.

por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas
y cómo se revuelve sobre las baldosas
y qué facil parece a veces enamorarse.

todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo
de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción...

todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.

pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente
para decirte, venga, hazte un peta y me lo cuentas.

no sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece,
luego te abrace,
y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.

así que supondrás que yo soy el primero que entiende
el que pierdas la cabeza por sus piernas
y el sentido por sus palabras
y los huevos por un mínimo roce de mejilla.

que las suspicacias,
los disimulos cuando su culo pasa,
las incomodidades de orgullo que pueda provocarte
son algo con lo que ya cuento.

quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada,
que hace tiempo que escribo los míos.

que yo también la veo.
que cuando ella cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo.

que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior.

que conozco su voz en formato susurro
y formato gemido
y en formato secreto.

que me sé sus cicatrices
y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría,
y me sé lo de sus rodillas
y la forma que rozar las cuerdas de una guitarra.

que yo también he memorizado su número de teléfono
pero también el numero de sus escalones
y el número de veces que afina las cuerdas.

que no solo conozco su última pesadilla,
también las mil anteriores,
y yo sí que no tengo cojones a decirla que no a nada
porque tengo más deudas con su espalda
de las que nadie tendrá jamás con la luna (y mira que hay tontos enamorados en este mundo).

que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella,
rendida a ese puto milagro que supone que exista.

que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos,
y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que la puso el camino,
y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana: no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.

que lo de "mira sí, un polvo es un polvo",
y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas
y solo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.

que te entiendo.
que yo escribo sobre lo mismo.
sobre la misma.

que razones tenemos todos.

pero yo
muchas más que vosotros.